Dejar ir, liberarte a nivel personal puede ser una tortura o un camino para alcanzar la felicidad. ¿pero qué pasa cuando la imposibilidad de soltar se traslada al plano laboral? ¡Agárrense! Todo puede parecer banal, simple o pensar: "es que nadie lo hace mejor que yo" o bien, "como no se nada si lo suelto pueden darse cuenta de que solo se que no se para donde va el negocio". Este arte, el de soltar la rienda y dejar que otros tomen sus responsabilidades puede ser el paso más tortuoso para muchos jefes o incipientes emprendedores. No puedes estar en misa, tocar la campaña y andar en la procesión Define, ¿cuál es tu trabajo? Si es dirigir, encárgate de definir las funciones de cada uno. Enseñale a cada integrante de tu equipo cómo deben de abordar sus tareas y entregar las cosas (sabemos que son profesionales), pero muchas veces eso no indica que tengan formas para entregar su trabajo de manera adecuada. Predica con el ejemplo y muestra cómo se debe de asumir la responsabilidad ante los éxitos y mucho más con los fracasos. Diseña una manera fácil y rápida para reportarte de manera adecuada, constante y a tiempo. Revisa el trabajo y corrige, nadie nació sabiéndolo todo. Supervisa las tareas asignadas. Impulsa el crecimiento y desarrollo de las habilidades de cada uno de los integrantes. Crea equipo y comparte metas Fomenta el buen clima laboral Impulsa a tu equipo a aprender siempre nuevas cosas Aprende de los errores Invierte en conocimiento y en equipo Una vez que tengas claro esto, deja que cada quien cumpla con su labor, confía en que les brindaste las mejores herramientas para realizar su trabajo y dedicate a lo que toca. No invadas áreas de trabajo ni funciones, respeta las habilidades y conocimientos de tus subalternos. Apoya no metas tu cuchara si vas a crear confusión, desorden o problemas en la situación. Aprende a liberarte y dedicate a cumplir tu función. No hay peor cosa que un jefe que no sabe lo que quiere, se mete en todo y genera desorden, boicotea el trabajo de los demás, crea presión y estrés. Ese directivo lejos de provocar respeto, genera rechazo y frustración.